yo miro tu Pegaso con sus crines aladas
como si de repente fuera a estampar su huella
en un rojo horizonte de lívidas espadas.
Bien estás en el bronce que confirma y resuella
el fragor impetuoso de tus grandes jornadas;
y donde vigorizan su plenitud más bella
el laurel y el acanto de tus cumbres amadas.
Aun vibran por el aire los pífanos marciales
de la heroica fanfarria que en tus horas triunfales
pasó solivantando las selvas y el peñol.
Y en el alba de gloria que a tu nombre se aferra,
sobre los lambriquines de tu corcel de guerra
flotan cinco banderas desplegadas al sol...
-Primitivo Herrera (Dominicano)